El uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación - TIC implica que éstas sean de fácil acceso para los individuos en general, sin importar que exista una condición social específica, de raza, género o edad, por el contrario, cualquier persona debe contar con las herramientas y la capacitación necesarias para interactuar en el mundo digital, para hacer parte de ese otro entorno en el que actualmente se vive una gran parte del tiempo.
Sin embargo, y a pesar de que cada día cambian las TIC el panorama es totalmente distinto, en el caso de Brasil, según la investigación nacional por muestra de domicilios (PNAD) revelada por el Instituto Brasilero de Geografía Estatística (IBGE) en el año 2013 cerca del 53% de los brasileros no tienen acceso a internet, lo que evidencia que en materia de inclusión digital aún hace falta ampliación y aplicabilidad de los programas presentados por el gobierno brasilero.
Lo anterior justamente es estudiado y fundamentado en el libro Inclusión Digital por los profesores María Helena Silveira Bonilla y Nelson de Luca Pretto (2011, p. 40), donde se establece que:
"[...] la cultura digital no está siendo considerada como parte integrante de los procesos pedagógicos y del aprendizaje de los alumnos. “Continúa la des-articulación entre escuela y sociedad y la supervalorización de la perspectiva de contenidos de la escuela”. Para los gestores públicos, la educación está en un plano de abordage, y la inclusión digital en otro, totalmente diferente, inclusive con responsabilidad de las secretarias y Ministerios específicos, sin articulación entre ellos. De ahí resulta, inclusive, la falta de política pública para la “inclusión digital” de los profesores. Los cursos de formación de profesores, en la mayoría de veces, están centrados en el uso pedagógico de los computadores y de la internet, un uso dirigido casi exclusivamente para el trato de las disciplinas y contenidos"
De nada sirve que se generen políticas públicas si se desconoce el derecho de ciudadanía, el cual considera que como ciudadano se tiene derecho a utilizar el espacio público y en términos de las tecnologías de la información y la comunicación el ciberespacio puede considerarse como espacio público tal como lo señala Bonilla (2011). "- El ciberespacio – a través del cual fluyen procesos sociales, económicos, políticos, culturales y subjetivos, y considerando que el derecho a la información y a la comunicación componen los derechos humanos fundamentales, y que la ciudadanía se efectiva a través de la convivencia colectiva en el espacio público, puede admitirse, entonces, que el ciberespacio también compone el espacio público contemporáneo y que el acceso a los medios comunicacionales constituidos por las TIC componen el rol de los derechos humanos en el sociedad contemporánea".
Por tanto, se considera que la inclusión digital es la democratización del acceso y uso de las tecnologías de la información y la comunicación permitiendo a todo individuo la inserción en la conocida sociedad de la información; es la rutina diaria para maximizar el tiempo y sus posibilidades, usufructuando los medios digitales para mejorar sus condiciones de vida, generando una postura crítica frente a los criterios que definen las tecnologías como la panacea social.
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