Pensar en el término deficiente, me recuerda las palabras de Renato Vilella cuando dice:
"Deficiente" es aquel que no consigue modificar su vida, aceptando las imposiciones de otras personas o de la sociedad en que vive, sin tener conciencia de que es dueño de su destino.
"Loco" es quien no busca ser feliz con lo que posee.
"Ciego" es aquel que no ve a su semejante morir de frío, de hambre, de miseria, y solo tiene ojos para sus míseros problemas y pequeñas dolencias.
"Sordo" es aquel que no tiene tiempo de oír el desahogo de un amigo o el auxilio de un hermano. Pues está siempre apresurado para el trabajo y quiere garantizar su salario para el fin de mes.
"Mudo" es aquel que no consigue hablar lo que siente y se esconde detrás de la máscara de la hipocresía.
"Paralítico" es quien no consigue andar en la dirección de aquellos que precisan de su ayuda.
"Diabético" es quien no consigue ser dulce.
"Enano" es quien no sabe dejar el amor crecer.
Solo aquel que en realidad mira a su semejante como así mismo, sin discriminarle o excluirle por ninguna condición, será capaz de entenderlo e integrarlo al mundo y en la sociedad en que habita.
El ser deficiente no significa ser transformado como desigual, por el contrario, las personas consideradas deficientes necesitan ser acrecentadas por recursos especiales para desarrollar su vida como cualquier otra persona.
Conforme al concepto adoptado por el Comité de Ayudas Técnicas de la Secretaria de Derechos Humanos de la Presidencia de Brasil, la tecnología asistiva es una área del conocimiento, de característica interdisciplinar, que engloba productos, recursos, metodologías, estrategias, prácticas y servicios que objetivan promover la funcionalidad, relacionada a la actividad y participación de personas con deficiencia, incapacidades o mobilidad reducida, en vista de su autonomía, independencia, calidad de vida e inclusión social (COMITÉ DE AYUDAS TÉCNICAS, CAT SEDH PR, 2009, p. 26)
Como bien lo resalta el Instituto de Tecnología Social de Brasil en su revista Tecnología Asistiva en las Escuelas, la amplitud del concepto es garante que TA no se restringe solamente a recurso en salda de aula, sino que se extiende a todos los ambientes de la escuela, propiciando el acceso y participación efectiva de todos los estudiantes y durante todo el tiempo.
El profesor y todo el equipo de la escuela tiene responsabilidad con la construcción de un ambiente accesible e inclusivo, eliminando barreras arquitectónicas y actitudinales.
La escuela como motor de aprendizaje y conocimiento está en la obligación de garantizar que interacción entre enseñanza y aprendizaje sea facilitado en las mejores circunstancias y condiciones a los estudiantes, sin importar que estos tengan algún tipo de deficiencia, es por ello, como lo recomienda el ITS Brasil, que debe comprometerse con:
- Proponer acciones pedagógicas que evidencien el comienzo, medio y fin de cada actividad.
- Conocer a cada estudiante en su individualidad, respetando su ritmo y tiempo de aprendizaje, buscando la interacción con la familia y otros profesionales.
- Ofrecer un ambiente estimulante, socialmente receptivo y afectivamente acogedor con el fin de favorecer el desarrollo de todos.
- Evitar barreras arquitectónicas, instrumentales, comunicacionales y actitudinales en las salas de aula y en las demás dependencias de la escuela.
- Establecer límites y reglas para favorecer la convivencia en grupo.
- Considerar la importancia de la selección de tipo de material utilizado, en los aspectos de seguridad e higiene.
- Ser agente transformador para un mundo más justo, solidario e inclusivo.
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